He creado este blog para tratar de compartir mis inquietudes, mis aficiones y los temas que más me gustan o que levantan más interés en mi. Aquí podreís leer crónicas de mis viajes, relatos cortos que me gusta escribir o cualquier tema relacionado con la Historia. Os invito a que compartáis conmigo mis experiencias, inquietudes y anhelos.
lunes, 12 de diciembre de 2011
domingo, 11 de diciembre de 2011
"...que no vuelva la sal a la piel de la memoria, que la quieren dejar muda, ciega, coja, sorda y rota..."
Mientras realizaba un trabajo sobre la búsqueda de artículos referentes a los republicanos exiliados después de la Guerra Civil española, me han venido a la cabeza los nombres de algunas personas. He pensado en muchos hombres que dieron su vida, pero sobre todo he pensado en mujeres. Mujeres como Matilde Landa, Tomasa Cuevas y muchas otras mujeres anonimas que sufrieron represión y muerte en los penales franquistas. He pensado en aquellas a las que se les rapaba la cabeza para ser humilladas publicamente, y en aquellas otras a las cuales se obligaba a tragar aceite de ricino"por ser rojas". He pensado tambien en todas esas mujeres que escribían cartas desde las cárceles a sus familiares. Cartas en las que se despedían de sus hijos y maridos sabiendo que iban a ser fusiladas. Pienso también en toda esa gente que tuvo que atravesar cerros y caminos en busca de un salvoconducto, jugándose el pellejo, huyéndo con lo puesto. Huyéndo de los focos y las sirenas en medio de la fría noche, con niños y viejos. También pienso en todos esos maestros que dieron su vida por defender unos ideales y dar conocimiento al pueblo . Maestros que tras la guerra tuvieron que convivir con alcaldes de barriga fascista y con cuervos ensotanados. Pienso también en todos esos huesos enterrados en una sucia cuneta. Hoy me iré a la cama con el recuerdo amargo de esas mujeres asesinadas, humilladas o represaliadas en el nombre de los vencedores. Me voy a la cama con esas palabras que pronunció el canalla, "..en el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus objetivos militares. La guerra ha terminado."
jueves, 8 de diciembre de 2011
"...Con un batir de alas..."
Manuel, era un tonto de pueblo. Un joven siempre sucio y desaliñado que hablaba sólo y que le daba patadas a las piedras. Un niño, aunque solo de mente, que despertaba lástima en las viejas del pueblo. Su madre, ya viuda desde el último año de la guerra, vivía recluida en su pequeña choza de madera entre botellas de orujo que la mantenían con vida. Casi nunca salía, y tenía fama de bruja entre los niños del pueblo.
La vida de Manuel transcurría solitaria entre las acequias del pueblo. Él era, a ojos de los demás, tan solo un tonto al que el motor de arriba no le funcionaba bien. Le faltaba algo. Quizás un tornillo o quizás, quien sabe, el amor de una familia que nunca recibió.
A menudo sus brazos aparecían llenos de cortes. No es que le gustase hacerse daño asi mismo, sino que a veces se cortaba intentando construir con ramas y hojas unas alas de pájaro. Quería diseñar unas alas que algún día le permitiesen volar. Soñaba con subir a lo alto del campanario de la iglesia y desde allí, emprender un vuelo, sin más motor que sus brazos, y huir de los insultos y de las pedradas de los niños. Estaba harto de su cama fría y de sus noches sin un cálido beso en la mejilla antes de emprender sus vuelos cada noche. Estaba harto de no ser más que un idiota.
Un domingo, tras pasar la tarde entera construyendo unas alas como las de la lechuza que vivía en la higuera junto al río, se le vio subir a la torre del campanario. ¡Qué hermosa se veía la escuela con su jardín desde allí arriba! Los olivos parecían un verde mar a sus pies. La brisa caliente de agosto le tostaba las mejillas y le acariciaba sus blancas plumas imaginarias. Manuel extendió sus brazos y vio como dos alas enormes se desplegaban. Miro sus pies que ahora eran poderosas garras de halcón y con lágrimas de felicidad, contenidas en sus ojos torcidos, despegó el vuelo como lo haría un mochuelo por primera vez. No sintió dolor, sólo libertad y felicidad por primera vez en su vida. Su risa invadió las calles vacías del pueblo esa tarde de agosto, que todos recordarían como el día en el que Manuel se fue volando para siempre.
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Niñas Mayas
México 2010